Admira la puesta de sol en Gdańsk, la mayor de las tres ciudades y que en su día fue independiente de Polonia. Foto: Shutterstock

Guía de fin de semana en la Triciudad de Polonia

Tres ciudades por el precio de una en esta zona de moda de la costa polaca. Descubre Gdynia, Sopot y Gdánsk en solo 72 horas

by Inés Barús

Si ya has visitado Varsovia, la capital de Polonia y su centro cultural, y has estado en Cracovia, con sus plazas medievales y sus monumentos dignos de la UNESCO, te preguntarás: ¿y ahora qué? Pues es el momento de la Triciudad. Esta zona del norte del país se extiende por la costa del Báltico y alberga tres ciudades separadas por solo 19 km. Forman un área metropolitana, pero cada ciudad es única. Conectadas por una red de transporte público, moverse por ellas es de lo más sencillo. 

La Trójmiasto, en la voivodia de Pomerania, abarca las ciudades de Gdynia, Sopot y Gdánsk. Esta última es la más famosa y turística, por lo que hemos ideado una ruta que la deja como colofón final de un fin de semana pateando las otras dos, menos conocidas. Acompáñanos en un viaje de tres días por las tres ciudades y descubre qué hace tan especial a cada una de ellas.

Gdynia, la ciudad con alma de pueblo

Hace cien años, este tranquilo pueblo de pescadores saltó a la palestra cuando la entonces Liga de las Naciones declaró a la vecina Gdánsk ciudad libre. Gdynia se convirtió en el principal punto de acceso al corredor polaco, lo que dio lugar a un espléndido popurrí de estilos arquitectónicos: desde el modernista y el socialista hasta el polaco postcomunista.

Puede que Gdynia no sea turística, pero no le falta encanto. Explora las playas cercanas, sus acogedores cafés y los restaurantes de cocina tradicional. Los aficionados a la historia pueden ir al Museo Naval para ver el ORP Błyskawica, un acorazado de la Segunda Guerra Mundial que desempeñó un papel fundamental para ayudar a los aliados a ganar la guerra. Pasea por el muelle hasta el Acuario de Gdynia (Akwarium Gdyńskie) o visita el Museo de la Emigración, que abarca 200 años de diáspora polaca.

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Aquí la cultura cafetera está bien asentada. El Café Cyganeria, con sus mesas de madera, paredes de ladrillo visto e iluminación íntima, ofrece uno de los mejores capuchinos de la ciudad, así como sopas, sándwiches y wraps. Aleja40 tiene un diseño moderno y un ambiente familiar, y es el lugar ideal para un brunch de última hora con su selección de shakshuka (un guiso mediterráneo de huevo y tomate), tostadas, bollería y bagels.

Sopot, la ciudad balneario de la jet-set

Sopot es algo así como el Montecarlo de la Europa del Este: encontrarás glamour, buenos arenales playeros, hoteles boutique y movida nocturna. Esta ciudad veraniega se convirtió en el lugar de moda para la élite europea en 1824 con la apertura de una casa de baños y balneario, el primero en tener un salón de baile. Bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial, el edificio fue reconstruido y reabierto en 2009, y hoy en día alberga la Galería de Arte del Estado.

El bulevar peatonal de Monte Cassino, con su emblemático muelle, se extiende a los largo de 600 metros y está repleto de bares, restaurantes y discotecas. También sirve como punto de partida perfecto para una excursión en bici o para hacer senderismo por los aledaños.

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En Sopot se respira buen ambiente durante todo el año y, a pesar de ser pequeña, se llena de vida en verano. Compruébalo por ti mismo en el Restauracja Modern Food & Wine, que ofrece unas vistas al mar que te dejarán sin aliento. Disfruta de pescado fresco a diario, cocina mediterránea y un moderno interiorismo mientras echas un vistazo a tu alrededor y te empapas de la atmósfera. Si prefieres limitarte a la comida tradicional polaca, NOVA Sopot ofrece arenques presentados con mucho arte, carpaccio de salmón, jarrete de jamón bañado en carne, y tortitas de patata acompañadas con gran variedad de sabrosas salsas para veganos y vegetarianos.

Gdańsk, la hermana mayor independiente

Gdansk, la mayor y más antigua de las tres ciudades, era también un remoto pueblo de pescadores en el siglo VII. Más tarde, gracias a su envidiable ubicación, se convirtió en un foco comercial, y fue el destino final de los menonitas holandeses, que huyeron de su tierra natal a la ciudad en el siglo XVI y que dieron forma a la arquitectura que vemos hoy. Gdańsk es una ciudad rica en historia y cultura marítima, y esto es visible a lo largo del Camino Real, a través de las numerosas puertas de la ciudad y en el pintoresco paseo fluvial. Los históricos astilleros merecen ser incluidos en tu ruta, ya que podrás ver el Brama Żuraw, un ascensor portuario medieval.

Al igual que muchas ciudades polacas, Gdańsk fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial y reconstruida posteriormente, incluido su casco antiguo. Visita la Casa Uphagen para hacerte una idea del nivel de vida de la burguesía en el siglo XVIII, o contempla los artefactos y reliquias del Museo de la Segunda Guerra Mundial, con su enorme despliegue de bloques narrativos. El Centro Europeo de Solidaridad contiene una biblioteca, un centro de investigación y un museo en el que se muestra la caída del comunismo.

Gdańsk siempre ha sido cosmopolita, y eso se nota en lugares como el Pilipili Cafe & Drink Bar. El café pertenece a una cadena de hoteles de Zanzíbar, y tiene la misión de traer un pedazo de este país africano a Polonia. Se pueden degustar especialidades auténticas como el Americano Chilli o el Amanula Latte o cócteles de autor como el Rose of Zanzibar, compuesto por vodka, aguardiente de melocotón, lima y granadina con jarabe de azúcar. Canis es otro de los locales más populares de la ciudad, con comida tradicional polaca, un rollo tranquilo y sesiones de música en directo. Disfruta de una copa de Riesling polaco con un solomillo de ternera o una ensalada “mar y montaña”. ¡Los vegetarianos también tienen opciones!

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