Pocas ciudades americanas, por no decir ninguna, pueden competir con la historia de Boston, compuesta por múltiples capas. Como epicentro de la Revolución Americana, todo lo que tuvo aquí a finales del siglo XVII es lo que la convierte en un lugar fascinante para visitar. Sin embargo, el Boston de hoy es tan interesante como su versión del siglo XVIII. Es un lugar que acoge con sus brazos bien abiertos el arte, la música y el teatro contemporáneos. Donde la afición al deporte -los Red Sox, los Patriots, los Celtics y los Bruins- es casi de un fervor religioso. Y donde el marisco en todas sus variedades se toma tan en serio como los parisinos sus pastelerías.
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Dónde comer
Comer en una ciudad puede ayudarte a entender su historia, su cultura y su rollo, y en Boston no es diferente. Las calles empedradas de North End son las que más y mejor comida italiana ofrecen. Pero no se limitan a la pasta. Cierra los ojos e imagina panaderías italianas despachando los cannoli más dulces, la capicola italiana que encontrarás en las salumerías (tiendas de embutidos), los cafés que sirven un espresso “perfetto” y las pizzerías en las que todo gira en torno a la masa y la salsa.
El distrito de Seaport se inspira en su ubicación junto al mar, con una impresionante variedad de raw bars (en los que sirven mariscos crudos) y chiringuitos con delicias del mar entre los que elegir, donde degustaras langostas pescadas en las aguas de Maine y las ostras más frescas del cercano Cape Cod. A pocos minutos del centro, los amantes de la gastronomía y los críticos profesionales han bautizado como “Restaurant Row” a un tramo lleno de restaurantes situados en las históricas casas de piedra rojiza del South End, en Tremont Street. Es una mezcla de opciones, desde cafés de jazz informales hasta establecimientos gastronómicos de alto nivel, donde podrás degustar tanto un lenguado en bistros franceses como macarrones con queso y langosta en brasseries americanas.
Si te resulta imposible elegir un solo restaurante, dirígete al centro comercial Faneuil Hall Marketplace y en su interior encontrarás el Quincy Market Food Colonnade, donde tienes toda la oferta gastronómica de Boston bajo un mismo techo. Regalado a la ciudad en 1742 por un próspero comerciante, el Faneuil Hall consiguió reunir a agricultores y pescadores en un mismo lugar. Hoy en día, sigue siendo un vibrante centro de reunión en Boston, con docenas de tiendas, restaurantes, bares, pubs y carritos.
Ya sea que te lances a por una taza de la clásica y cremosa sopa de almejas en alguno de sus puestos, o bien decidas sentarte a sorber ostras directas de su concha, asegúrate de terminar el banquete con una porción de Boston Cream Pie. Este tentador pastel de vainilla, dulce y mantecoso, está relleno de crema pastelera y cubierto con ganache de chocolate. Con el estómago lleno, quédate un rato empapándote del animado ambiente. Los primeros músicos se instalaron en Faneuil Hall en la década de 1970 para entretener a los trabajadores de la construcción encargados de la renovación urbana del mercado. Su presencia fue tan querida que nunca se marcharon. Malabaristas y acróbatas se han alistado en este ejército y han hecho de Faneuil Hall un sinónimo de circo urbano.
Prueba lo mejor de la gastronomía de Boston en el Faneuil Hall Marketplace. Foto: Greater Boston Convention & Visitor Bureau
Qué hacer
Los que visiten Boston por primera vez deberían seguir la Freedom Trail (ruta de la libertad), de 3,5 km: un recorrido por 16 lugares emblemáticos que describen la historia de la ciudad, especialmente durante la Revolución Americana. ¿Quieres verlo absolutamente todo? Elige a un entusiasta guía ataviado de época para que te traslade a la historia en una visita guiada completa. Si no quieres pagar, siempre puedes coger un mapa y guiarte tú mismo gratis.
La Freedom Trail comienza en el espacio verde más importante de la ciudad, el Boston Common. Antes de salir con prisas, date un paseo por el que además es el parque público más antiguo de Estados Unidos. En verano, verás a familias jugando con pequeños barcos de modelismo en el estanque Frog Pond o montando en el carrusel. Mientras tanto, los trabajadores de la ciudad piden tentempiés en un Food Truck en Brewer Fountain Plaza y disfrutan de un recital de piano al aire libre a cargo de algún estudiante del Berklee College of Music. El Boston Common es igual de idílico en invierno, cuando Frog Pond se convierte en una pista de hielo que crea una atmósfera mágica.
Junto al Common está el Boston Public Garden, un jardín botánico creado para que los residentes paseen y admiren exóticas plantas exóticas de colores. En su laguna, las famosas barcas con cisnes se contonean en el agua desde 1877, y la dulce escultura “Abran paso a los patitos” sirve para encandilar a los visitantes mientras se pasean por los viejos adoquines de Boston a través de este jardín.
La escultura “Make Way for Ducklings” seguro que te arranca una sonrisa. Foto: Kyle Klein/Greater Boston Convention & Visitor Bureau
Si te apetece más experimentar el Boston del siglo XXI, elige un tramo del paseo marítimo Harborwalk, y exploralo. Este paseo de 43 millas serpentea alrededor de ocho barrios para conocer una versión más oculta de Boston. Por el camino, pisa sus playas públicas o súbete a un taxi acuático para trasladarte a otra parte de la ciudad. Algunas de las atracciones más conocidas de Boston se encuentran en los tramos de Fort Point y Downtown del Harborwalk, como el dinámico Instituto de Arte Contemporáneo, con impresionantes exposiciones de arte visual y diversos espectáculos.
Un paseíto sin prisas por el puerto de Boston es obligado para cualquier visitante. Foto: Kindra Clineff/Greater Boston Convention & Visitors Bureau
El deporte se cuece en Boston ¡y de qué manera! Asistir a lo que se vive en las inmediaciones del estadio de los Red Sox cuando hay partido, nunca es una mala decisión. Acércate a los bares y restaurantes del barrio de Fenway-Kenmore para experimentar el bullicio que se despierta cada vez que el amado equipo de la ciudad engalana el sagrado estadio de Fenway Park. Pero la pasión de los bostonianos por los deportes no se limita al béisbol. Los Patriots, los Celtics y los Bruins son los equipos de la ciudad que cuentan con una tremenda afición en el fútbol americano, baloncesto y hockey, respectivamente, y merece la pena sacar entradas para unirse a la euforia disfrutando de un vaso de IPA de elaboración local.
¿Irás a un partido de los Red Sox? Boston es el lugar ideal para los amantes del deporte. Crédito: Kyle Klein/Boston Aerial with Fenway
Dónde dormir
El divertido Moxy Boston Downtown se encuentra en una ubicación céntrica, en el distrito de los teatros, a un par de manzanas del Boston Common. Es el tipo de lugar que invita a celebrar, con el Bar Moxy demostrando constantemente que es un lugar ajetreado para empezar o terminar una noche de fiesta, animándote a inmortalizar tu estancia en su fotomatón. En contraposición, sus habitaciones son espacios tranquilos, todo de acero frío y gris paloma con toques en rosa intenso, al estilo de la marca Moxy. Los ventanales que surcan la pared del suelo al techo enmarcan las vistas de la ciudad e inundan las habitaciones de luz.
Las habitaciones del Moxy presumen de sus vistas a la metrópolis de Boston. Foto: Moxy Boston Marriott International
Situado en el Distrito de los Teatros, el Moxy tiene un ambiente divertido y animado. Foto: Moxy Boston Marriott International
Si tienes la mira puesta en un hotel frente al mar, ten en cuenta el The Envoy en el distrito de Seaport. Las vistas del puerto son fantásticas, sobre todo desde el bar Lookout Rooftop en su azotea, donde puedes pedir un cóctel y sentarte alrededor de una cálida hoguera. Las habitaciones son super elegantes y tienen unas magníficas panorámicas a la marina, sin obstáculos de por medio.
El Envoy ofrece elegantes habitaciones con vistas al infame puerto de la ciudad. Foto: The Envoy Hotel
Sube al bar Lookout Rooftop y disfruta de un cóctel… o más. Foto: The Envoy Hotel